El presidente de Perú, Pedro Castillo, ha sido destituido por el Congreso y detenido este miércoles por la policía después de intentar un autogolpe de Estado. Castillo decretó la disolución del legislativo y la instauración de un «gobierno de excepción, además de dictar un toque de queda nocturno en todo el país aunque estas medidas no tuvieron efecto por el despacho presidencial del país.
Rápidamente las acciones perpetradas por el presidente peruano fueron tildadas de golpe de Estado ya que los ministros y altos funcionarios empezaron a dimitir en cadena. La propia vicepresidenta del Gobierno, Dina Boluarte, se desmarcó inmediatamente de Castillo y denunció esta acción, a la vez que reclamó una tregua política para poder combatir la corrupción que impera en el país.
Este autogolpe de Estado provocó muchas reacciones. Por su parte, las fuerzas armadas y la Policía Nacional de Perú emitieron un comunicado conjunto expresando su postura en contra del presidente dando a entender que éste no tenía motivos para disolver el Congreso y reprochaban la ruptura del orden constitucional. Tras su discurso, Castillo se dirigió a la prefectura de la Policía Nacional Peruana, en Lima, donde quedó detenido. Horas después, la Fiscalía anunció que pensaba denunciarlo por rebelión.
Por su parte, después de las palabras de Boluarte, Oscar Maúrtua de Romaña, el embajador de Perú en España, presentó su dimisión «irrevocable» debido a sus «convicciones democráticas».
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