25 de octubre 2022 – José Luis Pichardo

En la encrucijada energética, económica y fiscal en la que nos encontramos, donde la guerra en Ucrania no solo arrasa de manera triste e indiscriminada con un pueblo que se resiste a ser invadido por Rusia, ni el Gobierno de España, ni la UE ni ningún país civilizado esta en condiciones de jugar con inversiones que pueden marcar su futuro laboral o riqueza inmediata.

Por este motivo, Pedro Sánchez debe mostrar sin paliativos una seguridad jurídica, financiera y con compromiso, absolutamente estable, no solo con el sector de la automoción, por su capacidad de inversión, sino para otros estratégicos en España y la Com. Valenciana como la cerámica.

Es decir, si Volkswagen pide que el Ejecutivo cumpla con sus compromisos para la construcción de la futura gigafactoría en Sagunto, no lo hace por capricho sino porque le recuerda a Sánchez o a la ministra Reyes Maroto su compromiso con una factoría valenciana que generará 6.000 empleos entre directos e indirectos.

Una cuestión que no es baladí, porque la multinacional alemana ya puso encima de la mesa su intención de llegar a Sagunto, pero con las ayudas del Perte bajo el brazo.

O dicho de otra forma, el grupo germano de automoción no estaba ni está dispuesto a invertir 10.000 millones de euros en un proyecto de estas dimensiones si el Gobierno de España, al menos, no cumple con su compromiso de conceder un Perte por importe de 362 millones, cuando de momento solo se conocen 163, ni “tragarse” anuncios que no tengan una solidez jurídica.

Un argumento en el que radica la clave de este asunto, ya que Volkswagen no está pidiendo nada que no hubiese firmado antes, ni puede estar sopesando cual subasta, que Sánchez, Maroto o Puig le digan que un día son 362 millones, otro 163, y otro que ya veremos cómo reforzamos el presupuesto.

Porque de eso se trata, de cumplir con los planes y no solo anunciarlos, ya que el hecho de que sean 13.000, 300 u 880 millones de euros tiene como principal baza que sean compromisos reales. Eso es lo único que pide la futura factoría germana y cualquier grupo empresarial que se precie, en los cinco continentes.

Por tanto, nos jugamos nuestra credibilidad internacional, no solo para esta gigafactoría que llegará a Sagunto, sino para demostrar que la Comunitat Valenciana y España son un marco de seguridad jurídica para la inversión y no al revés.

Y es que de lo contrario, ni Sánchez mostraría signos de confianza hacia el exterior ni Ximo Puig para los valencianos y máxime, cuando las elecciones autonómicas y municipales, ya están a la vuelta de la esquina el próximo 28 de mayo de 2023.