El pasado 31 de agosto empezaba una nueva edición de una de las ferias de tecnología más prestigiosas de Europa, IFA. En este caso, una edición especial, la primera tras la pandemia y aquella en la que se cumplen (lo hizo el día 2 de septiembre) 200 años del primer evento que dio lugar a Messe Berlín, el enclave donde se celebran las ferias en la capital alemana. La ciudad está orgullosa de acoger este evento, se refleja en la decoración del noroeste de la ciudad. Las rotondas y las avenidas se llenan de banderas y carteles que anuncian el acontecimiento durante la primera semana de septiembre en las afueras de la capital. También lo está su gente, así me lo expresaba de primera mano el taxista que me trajo del aeropuerto hasta la puerta sur del enclave. Aseguraba que el movimiento de taxis y de reservas de hotel crecía mucho para la ocasión y ayudaba a estirar algo más las cifras de agosto, que aumentaban por el impacto del turismo. Berlín, no obstante, no es la ciudad más óptima para el que viaja por motivos de trabajo. El aeropuerto está a una hora en transporte público y a 35 minutos en coche. El precio de un taxi que te deja en un punto relativamente céntrico desde el aeropuerto ronda los 60€ y moverse con fluidez por la ciudad es complicado. Cierto es que se trata de la ciudad más grande de la Unión Europea, pero además sus edificios son muy bajos. La ciudad siempre ha crecido a lo ancho y largo, pero no a lo alto. Esto hace que las afueras cada vez se queden más lejos, y que ir desde el hotel hasta Messe Berlín implique un coste elevado tanto en tiempo como en dinero. Respecto a la feria, encontramos stands de prácticamente todas las marcas tradicionales del mercado, y siempre hay espacio para ver algunas novedades y startups interesantes, en especial en materia de movilidad y en accesorios de informática. A pesar de ello, IFA ya no se utiliza de la misma manera que se hacía antes. Cada vez hay menos novedades, menos lanzamientos. Las empresas, en especial desde la pandemia, apuestan por presentaciones en eventos privados y aprovechan las ferias para exposición y relación con visitantes, prensa y otras compañías. Y es que es precisamente eso por lo que más destaca IFA, por la capacidad que tiene para comunicar personas. Es un enclave ideal para relacionar empresas, profesionales del sector y periodistas. Un foco magnífico donde poder debatir sobre lo que ya ha sido presentado, y también para poder conocerlo de primera mano. No hablé con ningún periodista sobre este tema que no coincidiera con que lo más importante, en este nuevo contexto, para ellos en estos eventos es poder comunicarse con las marcas y con los compañeros de profesión. Tener ratos para poder conversar y poder comentar todo lo que se ha visto en la feria. El poder de IFA reside ahí, las novedades se quedan en otros ambientes.