18 de julio de 2022

Es curioso cómo la vida se empeña en hacer que las decisiones precipitadas salgan mal. En 2011 Alemania decidió, precipitadamente, cerrar su potencia nuclear por el accidente de Fukushima. Gobernaba una coalición y la parte “Verde” consiguió ponerse esta medalla, este gran logro. Un gobierno que dicho sea (lo que es justo es justo) acertó en muchas decisiones como el plan de integración fotovoltaica que ha sido y es ejemplar para toda Europa. Pero en este asunto les pudo el oportunismo y ponerse la medalla ecologista. Craso error, pues es el medio ambiente el que está pagando las consecuencias. Esta decisión llevó a Alemania a tirarse en los brazos del gas (ruso en gran parte) y por tanto a emitir en su mix de generación más CO2, principal gas de efecto invernadero como es sabido. Pero además le ha llevado a una dependencia brutal de Rusia que, cosas de la vida y quién lo iba a decir, iba entrar en guerra con Europa. Guerra económica y de bombas. Y esta situación ha llevado a Alemania (y España está a puntito de hacer lo propio en As Pontes) abrir centrales de carbón. Un paso atrás sin precedentes. Más emisiones todavía de CO2 a la atmósfera añadiendo además óxidos de nitrógeno(NOx) y de azufre (SOx ) y otros intrínsecos a la quema de este combustible que europa daba ya por obsoleto por su alto nivel contaminante. Por tanto, ahora no tenemos nuclear y tenemos gas y carbón. Por tanto emitimos mucho más CO2 y además elementos contaminantes causantes de, entre otros, la lluvia ácida. Cosas que parecían del pasado. Con lo que, sin ánimo de defender la Nuclear que no es la intención de este artículo, hemos pasado de una energía “limpia” (taxonomía de la EU mediante) al menos en cuanto a CO2 se refiere a “Recarbonizar” la energía en plena descarbonización. Incongruencias derivadas de decisiones precipitadas. A veces ,los alemanes, que parecen modelo a seguir en todo, se equivocan. Como todos. Y el resultado es que ahora fabricamos coches eléctricos con energía no sólo de origen fósil sino además de carbón. Impensable hace unos meses. Parece claro, por fin, que las decisiones en materia de energía deben tomarse pensando en descarbonizar, pero con planificación y orden y siempre pensando en la variable geopolítica y no en el oportunismo ni la política populista porque por esa vía hemos acabado perjudicando gravemente al medio ambiente. Europa debe instalar de forma urgente mucha potencia renovable, y más rápido de lo planificado, y asumir que en la transición energética hacia un modelo descarbonizado tiene que contar con el gas y la energía nuclear como aliados indispensables en este proceso. Nuestro objetivo para generar bienestar y proteger el medio ambiente debe ser alcanzar la independencia energética, garantizar nuestra competitividad y nuestra capacidad de negociar con el resto del planeta sin depender de sus chantajes. El objetivo está claro, pues decidamos ir por el mejor camino.