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La recarbonización en el camino a la descarbonización

por | Ago 4, 2022 | Opinión | 0 Comentarios

4 de agosto de 2022

Está claro que el mundo de la energía sufre momentos convulsos. Cada semana intentamos explicar lo que está pasando, pero la realidad nos sorprende a diario con situaciones nuevas. Y la de esta semana es de una trascendencia notable. Hemos entrado en la ReCarbonización energética. Digo bien, no es una errata. Hemos cambiado la descarbonización (cambio hacia un modelo energético basado en energías con bajo contenido en carbono) hacia un modelo de » sálvese quien pueda».

Europa reconoce sin tapujos el riesgo de quedarse sin suministro de gas desde Rusia este invierno. De hecho, es el escenario base sobre el que se trabaja. El cierre parcial del Nord Stream 1 hace pensar que la primera potencia energética del mundo tiene como objetivo evitar que Europa llene sus almacenes de gas de cara a poder negociar con fuerza llegado el momento. Se acerca el invierno. España también ha manifestado por primera vez que es un escenario posible. Y esta situación está generando situaciones incomprensibles para una mente ubicada temporalmente hace unas semanas donde se hablaba siempre de que el desabastecimiento era una situación poco probable. En el caso de España esto sigue siendo cierto, pero en Europa crece la preocupación. Y ¿por qué diferencio España de Europa? Por lo que hemos comentado muchas veces: España tiene (tenía, como veremos en este articulo) un sistema poco dependiente del gas ruso. Pero hemos pasado de casi un 60% desde Argelia por tubo, con fiabilidad y buen precio a un abastecimiento con EEUU a la cabeza y Rusia en junio pasando del entorno del 5% al 24,4% desplazando a Argelia a la tercera posición. Inaudito. Pero lo grave es que de tener suministro principal por tubo (más barato) hemos pasado a ser mayoritariamente licuado (hay que regasificar y esto tiene in coste adicional) tanto de EEUU como de Argelia que tras el cierre del gaseoducto con el Magreb por sus disputas con Marruecos nos suministra en barcos gas licuado (además del que viene por tubo mediante el gaseoducto Medgaz que une Almería con la ciudad Argelina de Beni Saf)

El resultado es que tenemos gas, pero más caro. Mucho más caro. Pero donde empieza el análisis que nos lleva a este artículo es en el detalle de pasar del 5% de gas de procedencia rusa al 24,4% (datos del mes de Julio emitidos por Enagás)

Europa lleva meses pidiendo a los países que se esfuercen para depender menos del gas ruso. España con Argelia ha hecho todo lo contrario generando una situación complicadísima con nuestro principal aliado en materia de suministro (y mayoritariamente por tubo) está situación ha abierto las puertas a EE. UU., pero lo que sorprende es lo de Rusia. Si Europa pide q no dependamos del gas ruso, que no quiere que financieros la guerra con el pago por su gas etc. no sé comprende que esa decisión haya sido, además, planificada como explicaba la ministra Rivera. La explicación solo puede ser que a Europa le parezca un mar menor si llena sus almacenes de gas (30% del total de la capacidad de almacenamiento de todo el viejo continente) porque España podría, llegado el momento, abastecer las regasificadoras de Europa con su gas licuado. Es decir que decimos una cosa, pero hacemos otra. Eso denota una posición débil frente al país más extenso del mundo quien no tiene reparos en servir a España porque, a fin de cuentas, cobra por ese gas que de todos modos iba a ser cubierto por EEUU, Argelia, Perú, Trinidad y Tobado o Qatar.

Cuando me preguntan qué está pasando intento analizar los diferentes factores que influyen en estas decisiones para ver las cosas desde todos los posibles puntos de vista. Y llego a la conclusión de que estamos llenando las reservas (terrestres y subterráneas) ante una más que posible situación de desabastecimiento por parte de Rusia. Y el miedo es tal que parece que para llenar la «despensa» vale todo. Incluso pagar a Rusia. Es curioso, pagamos a un país para llenar la despensa para que cuando nos aísle y nos deje sin comida podamos resistir. Complicado de entender y más de explicar.

España tiene la gran ventaja con respecto a Europa de tener como hemos dicho ya el 30% de la capacidad de almacenamiento de todo el viejo continente. Y además tenemos una capacidad de regasificar superior a un un tercio de toda la capacidad de europea. Esto nos permite no ser dependientes del gas ruso. Pero ojo, dependemos del gas. Trinidad y Tobago, Perú, Nigeria en menor medida, Argelia y EEUU principalmente (con Qatar como futuro aliado fuerte en medio) podrán seguir suministrando. Por tubo el gas argelino, licuado el resto. Parece q nuestra posición no es dramática.

Pero esto es así sólo si pensamos en el riesgo de suministro. Es para estar tranquilos ¿no Manuel? Si, en parte. Es como tener un accidente de moto y romperse una pierna. Podrías haberte matado, que suerte que solo es un esguince. Sí, pero de no haber tenido el accidente estaría haciendo deporte con mis amigos. Estamos bien, pero estamos escayolados.

El problema de toda esta situación es que el precio del gas lo marca el mercado mundial. Y si Europa necesita gas de otro proveedor que no sea Rusia se estresará muchísimo el mercado. Es decir que tendremos gas, pero más caro. Mucho más caro. Por ser ahora licuado en lugar de por tubo y porque encima el precio se dispara. Solo hay que ver la evolución en 15 meses pasando de 21€/MWh de principios de 2021 a los 154 alcanzados en junio de 2022. Y lo que preocupa es lo que queda por venir dado el alcance que va a tener el conflicto con Rusia.

Manuel, pero a nosotros eso no nos afecta ¿no? Tenemos el precio del gas limitado ¿verdad? Ojo. Que el gas se paga a lo que vale. Limitamos el precio al que se mete en los ciclos combinados para limitar el precio de toda la energía eléctrica, pero vamos a pagar la diferencia y con creces. Eso sí, en diferido. En cuando renovemos el contrato de suministro eléctrico empezaremos a pagar (poco a poco o mucho a mucho) porque nadie nos va a regalar el gas, como imaginareis. El dolor del coste de este asunto llegará, pero en diferido.

Y mientras tanto sube todo. Y los impuestos se mantienen sobre una base que sube (ahora empezamos a bajarlos casi a regañadientes) con lo que se baten récords de recaudación por impuestos. Auténticos «beneficios caídos del cielo» para las arcas del estado mediante una sangría de los españoles. Pero la preocupación es sólo los beneficios caídos del cielo de las eléctricas y las petroleras (no entro en ese jardín, al menos de momento)

Y por el camino decimos cosas y hacemos lo contrario en Europa y en España. Alemania mirando por lo suyo y sin cumplir las líneas marcadas por Europa con Rusia y poniendo las centrales de carbón a toda marcha. Si en 2011 hubieran aplicado políticas sensatas y no de política climática para la galería no estaríamos así (esto es otro asunto, derivado de Fukushima y abordarlo nos despistaría del tema en cuestión)

Y España en su camino de gestión geoestratégica con lo relativo al gas está teniendo un papel digamos «manifiestamente mejorable» (léase con sarcasmo) resulta que vuelve a plantearse darle caña al carbón. En As Pontes tenemos 1.400MW de potencia instalada en una planta térmica de carbón. Da para mucho. Viene ya el carbón de Asia. Se dejó de usar el extraído en el entorno de la central porque tenía elementos que contaminaban mucho. Se invirtió para que en la primera década del siglo 21 se tomara la decisión de mejorar el sistema y contaminar mucho menos (mucho menos que mucho, sigue siendo mucho) La mina de cielo abierto que abastecía la planta de carbón es ahora un lago con playas. Todo un cambio que parecía ir hacia la extinción del carbón.

Y en esta situación de vuelta al carbón nos encontramos con líos de los “ecologistas” con la implementación de más energía eólica en Galicia (el sol es mala opción en esas tierras con pocas horas de sol equivalentes al año que hacen muy poco viable su rentabilidad). Y he dicho la palabra clave, y me disculpo por ello: rentabilidad. Eso que hace que los ecologistas hayan cambiado tanto desde hace 20 años cuando enarbolan las banderas de las renovables como solución para acabar con las nucleares y los combustibles fósiles. Ahora han visto que hay sectores que sacan rédito de las renovables y, por tanto, tienen que ser necesariamente malas, el nuevo enemigo. El caso es mantener la «lucha”. Aunque esa lucha perjudique la implementación de la energía renovable que ellos abanderaban antaño.

Pero la realidad es q en Galicia van a quemar más carbón en lugar de cerrarlo. Y la potencia disponible en ese nudo podría ser renovable aprovechando la infraestructura eléctrica disponible.

Y con estas guerras, estas peleas y estas cosas el precio de la electricidad disparado. Y las empresas asfixiándose para sobrevivir. Allí, cerca de As Pontes tenemos el ejemplo de Alcoa. Una mega factoría que agoniza, entre otros, por los costes de la factura eléctrica.

A ver si entendemos que las renovables son necesarias, son vitales para un sistema eléctrico económico y fiable, sin grandes oscilaciones por conflictos externos o políticas desafortunadas.

Pero en el camino de la descarbonización el gas y la nuclear serán necesarios y por tanto hay que trabajar para que no destrocen la competitividad de las empresas y los bolsillos de los ciudadanos. Hay que pensar a medio y largo plazo y entender la transición energética hacia el modelo descarbonizado como un proceso de cambio donde los menos buenos irán quedando por el camino. Pero de momento hacen falta. Las que entran por las que salen como diría Mota. SI no se hace así toca volver atrás, como con el carbón. SI no lo hacemos bien nos veremos en este absurdo proceso de ReCarbonización en pleno proceso de descarbonización. Una situación que demuestra, como hemos explicado en otras ocasiones, que planificar las cosas mal cuesta caro.

Y mientras tanto, como dijo Ned Stark: se acerca el invierno.

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