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Las segundas oportunidades

por | Mar 18, 2024 | Opinión | 0 Comentarios

Qué vamos a esperar de un país donde el 70% de su población tiene como aspiración vital máxima pasarse 40 años haciendo lo mismo y cobrando del Estado para ‘tener algo seguro’. ¡Cómo si existiera algo seguro en este  valle de lágrimas que no fuera la muerte!

En este sentido tenemos todo que aprender de los americanos, que desde luego no conciben la subvención y aspiran a crear ‘su propia empresa’. Y entramos en el meollo de la cuestión; mientras los españolitos llamamos ‘fracasados’ a los emprendedores que no han tenido suerte en una aventura empresarial, los americanos piensan (ellos y su entorno) ‘ésta no ha sido la buena, a por la siguiente”. 

Podemos echar en cara muchas cosas a los norteamericanos, a lo mejor creen que España está junto a Méjico y no tienen algunos conceptos históricos claros, pero nacen sin complejos, ‘openmind’ y despiertos a las oportunidades; porque no conciben la vida de otra forma. A lo mejor sólo invento el Donut, pero lo extenderé por el mundo, o sólo sé de un determinado artrópodo, pero nadie sabrá más que yo de él.

Mientras en España el aventurero empresarial, ese ‘fracasado’, es mirado con desdén por su entorno y queda estigmatizado; en los países avanzados, la empresa, que es el motor de la Economía tiene su éxito cuando la tiene, y no suele ser a la primera, todo es un proceso y se aprende más del dolor de la caída que del olor de los laureles del éxito.

Miren ustedes que hasta los progres más exacerbados como Pablo Iglesias tienen que justificar su incursión en el capitalismo aclarando que la Taberna Garibaldi que va a abrir junto con dos socios próximamente en Madrid es “sólo para rojos”. Hasta Juan Roig tiene que definirse como ‘el hijo del porquero’ para justificar su éxito. Siempre la envidia tan entretejida en la sociedad española. No sonrías o irán a por tí.

Y hacemos igual en el terreno personal, el que se ha casado una vez, o dos, y ha tenido que deshacer la pareja por un motivo u otro es ya una oveja negra, sin opción a más oportunidades ‘bien vistas’ y si no te casas eres un solterón o solterona con gatos (para este tema la sociedad es aún más dura con las mujeres). Somos pacatos, antiguos y envidiosos. 

Toda esta idea me surge cuando veo cómo Robert Downey J.R. por fin recibe un Oscar. Tras una larga travesía por el sórdido mundo de las drogas e incluso de las penitenciarías, tuvo segundas y terceras oportunidades. Cuando nadie le aseguraba para las películas, Mel Gibson, que ya había pasado por eso, lo pagó de su bolsillo, y Brad Pitt con otro Oscar agradeció a Bradley Cooper su salida del infierno del alcohol y la marihuana; y éste también tuvo su mentor, porque existen las segundas y terceras oportunidades. Además, nadie conoce los mundos internos de los demás, como en el caso del bueno de Robert, a quien su padre ‘hippie’ le dió a probar las drogas con cinco años.

El refranero español tan rico y certero también tiene uno para estos casos: ‘vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio”. Señores, produzcan o callen. Sobre todo los del sueldo “para toda la vida” porque lo pagamos los ‘fracasados’ a golpe de impuestos y esfuerzo.

Paco González

Periodista a ratos y consultor inmobiliario

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