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Tiempo de zorras

por | Feb 22, 2024 | Opinión | 0 Comentarios

Artículo de opinión, por Enrique Benavent

«Hubo un tiempo, y ¡y qué tiempo !.. un tiempo de inocencia, un tiempo de seguridades» (Bookends) las voces de Simon & Garfunkel me traen viejos recuerdos: cuando ver la televisión era una reunión familiar, pues solo había un aparato presidiendo el comedor de casa, con todos agrupados en torno a la mesa camilla asombrados ante Uri Geller, un tipo que doblaba cucharillas con el poder de su mente, tratando de dar más respuestas que los concursantes de Un, dos, tres o acompañando a Marco en busca de su madre. En aquellos tiempos el Festival de Eurovisión era uno de los momentos estelares del año, toda la familia pendiente de Spain, five points, l’Espagne cinq points.

Confieso que hace lustros (que alguien le explique al ministro de Cultura, un tal Urtasun, qué es un lustro) que no sigo tal evento, pero este año ha sido tal el revuelo que ha levantado la elección del tema Zorra para representar a España que incluso yo me he enterado. Y me ha venido a la memoria que también hace lustros se organizó un escándalo cuando al peculiar Carlos Tena se le ocurrió llevar a su programa Caja de ritmos, emitido el sábado por la mañana en la programación infantil, a un grupo punk de chicas para presentar una canción cuyo estribillo decía «me gusta ser una zorra, follar con ejecutivos». En un acto de rebeldía, hoy diríamos empoderamiento, las chicas eligieron para su grupo el nombre de Las Vulpes. Probablemente en su afán de escandalizar acudieron al diccionario Spes de VOX (nada que ver con Abascal y su gente) y buscaron cómo se decía zorra en latín. El fallo es que en latín nunca se hubiera utilizado el término vulpes para llamar puta a una mujer. En el imaginario romano la zorra es símbolo de la astucia y del latrocinio, pero para referirse a la promiscuidad sexual de una mujer el animal elegido era la lupa, loba, de ahí que en español lupanar signifique prostíbulo. De hecho, los romanos, tan racionalistas ellos, no se tragaban el mito de que una loba, en lugar de devorar a los bebés Rómulo y Remo, hubiera decidido amamantarlos y dieron otra explicación a la leyenda. Quien encontró a los mellizos fue un pastor llamado Fáustulo, quien los encomendó a su esposa Acca Laurentia, que según Aulo Gelio «ofrecía públicamente su cuerpo y había ganado mucho dinero con ese menester» (Noches áticas VII, 5). Esa era la loba.

No obstante he de reconocer que Las Vulpes, aunque indocumentadas como es habitual en la progresía, hicieron un esfuerzo por darle un toque intelectual a su provocación. Me temo que Nebulosa, los valencianos que han perpetrado Zorra, ni siquiera han hecho ese esfuerzo y se han quedado en la mera zafiedad. Muy de nuestro tiempo. Cuando el turiferario (búscalo en el diccionario, Urtasun) Ferreras le preguntó al presidente del Gobierno acerca de Zorra, Su Sanchidad respondió que a él le gustaba, lo que confirmó mis temores acerca de la canción que ni he escuchado, ni, por precaución intelectual, pienso escuchar.

Para provocaciones, prefiero las de aquellos tiempo de inocencia y seguridades, cuando, acostumbrados como estábamos a ver en Eurovisión a cantantes con chaqueta y corbata , en plan Julio Iglesias, aparecieron unos suecos vestidos estrafalariamente cantando aquello de «Waterloo, finally facing my Waterloo». Aquello sí que fue impactante… y genial.

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