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Fachadas, por Francisco González, periodista

por | Dic 26, 2023 | Opinión | 0 Comentarios

La fachada es la parte visible y más exterior de un edificio, pero también es lo primero que vemos de alguien: ‘tiene buena fachada’. Y como todas las cosas a primera vista, dice tanto y tan poco como lo que tardaste en verlo. Ahora que tenemos tan recientes las fechas navideñas hemos recordado otras fachadas. 

Pero éstas vienen con más carga de profundidad. A saber: todas esas familias que se reúnen con escogida decoración y delicadas viandas mientras se miran a los ojos para el brindis de rigor con sonrisas que rayan la mueca para la foto social y que, nada más acabar la instantánea, recuperan el hastío por su cónyuge o familiar más variopinto.

Nos sorprenderíamos en ésta, nuestra provinciana sociedad valenciana, de la cantidad de ecos sociales que retumban en nuestros oídos desde las cuevas más profundas. Familias perfectas que no son sino meros remedos en los que él y ella tienen sendos amantes pero los intereses económicos o las apariencias les hacen mantener una relación inexistente. 

Que nadie se lleve las manos a la cabeza por las andanzas del Rey emérito. No hace falta apuntar a la realeza para encontrar parejas en camas separadas; de ésas está la zona del Ensanche repleta. Las llamo familias-empresa. Algunas, incluso presentan en grado de esposa/o a su nuevo amor sin el reglamentario papeleo; pero tal y como anda el país esto no importa ni a los afectados ni a los muchos que sí tienen una familia unida y amorosa.

Y tres cuartos de lo mismo en el terreno de la empresa, fiestas de empresa navideñas donde la compañía se gasta el dinero que no tiene en juntar a los miembros de un siempre heterogéneo equipo para publicar en las redes o en textos pagados en los medios la estupenda química que fluye en la compañía, y que es la que provoca que los resultados hayan sido tan estupendos. Otra fachada.

Y tras los fastos navideños es cuando descubrimos que la empresa gastaba con pólvora del Rey mientras aplazaba facturas; que los resultados estaban maquillados, que los compañeros de mesa en la cena navideña se apuñalan por un ascenso o por una comisión y se mienten como bellacos; que el CEO de la empresa busca financiación o comprador para deshacerse del muerto societario que ha creado y que, de nuevo, sólo veíamos la fachada de un edificio que como el de algunas familias, entraba en franca decadencia. Ésas que pasados los Reyes Magos no vuelven a verse en doce meses y en esas parejas con amante y plan B para el amante.

Ahora muchos pensarán que éste que escribe es el anciano Scrooge de los Cuentos de Navidad de Charles Dickens, pero no es así, me gusta la Navidad y su espíritu de bondad que hace reflexionar a muchos, aumenta los donativos a los necesitados y nos hace creer por un tiempo que, como decía Manuel Summers en su día, ‘To er mundo e güeno’. Ahora, de ahí a que no vea las fachadas hay un trecho. 

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