6 de abril de 2022 – Mamen Peris

Valencia ha perdido la visibilidad internacional y, qué casualidad, se lo lleva Barcelona. Lo peor que puede hacer un político es no creerse las posibilidades de la ciudad que debe defender y representar. Al señor Ribó, alcalde de Valencia, lo veo siempre más a gusto defendiendo los intereses de Barcelona que los de la capital valenciana, ya lo vimos, por ejemplo, con las reiteradas trabas al puerto valenciano en pro del de Barcelona.

Estará conmigo el lector en que, si quiere ser alcalde de Barcelona, que se presente a las elecciones de allí y deje paso aquí, en mi tierra, a otros. Si en política no se escucha a la sociedad civil, a toda, y, sobre todo, si, quien gobierna no toma las decisiones pensando en el interés general y no gobierna para todos, lo deseable sería que se fuera a su casa.

Siento rabia, hartazgo y cansancio de ver cómo, en mi Comunidad Valenciana, continuamos perdiendo oportunidades. Me refiero a la escandalosa pérdida de la Copa América para Valencia. Después de un esfuerzo encomiable por parte de los impulsores para que Valencia estuviera en la final, llegaron los políticos de Compromís y del PSPV y negaron el apoyo institucional necesario.

Desde el minuto uno, nunca quisieron que este evento mundial volviese a Valencia. Había una premeditada hoja de ruta desde el gobierno de izquierdas para dejar pasar esta oportunidad. ¿Por qué? ¿por qué tanta irresponsabilidad, mediocridad y sectarismo?

¿Por qué se demonizan los grandes eventos? Yo soy de la opinión de que estos eventos son siempre una oportunidad y, justamente, lo único que debe demonizarse es su mala gestión.

De los errores del pasado se aprende y surge el reto de poder hacer las cosas mejor. Un evento como la Copa América supone un gasto a las arcas públicas, claro que sí, a pagar en varios años, pero ¿qué retorno económico produce? Esa es la cuestión. Pregúntenle al sector del ocio, de la restauración, al hotelero, a las empresas náuticas y a las relacionadas con el turismo si quieren que venga la Copa América o no a Valencia. La respuesta es clara, un ‘sí’ en mayúsculas.

Los datos son optimistas, 40.000 empleos y 1.500 millones de impacto económico en los próximos dos años. Pero los valencianos hemos perdido la oportunidad porque nuestros políticos han dicho ‘no’. Su inacción ha lastrado las expectativas de miles de autónomos, pymes y empresas a quienes este evento les habría ayudado a superar mejor esta dura crisis, pero han quedado rehenes de la inacción política. En ocasiones, la mejor ayuda para reactivar autónomos, emprendedores y pymes no es tanto ayudas directas o subvenciones, sino generar oportunidades económicas. La Copa América era una de ellas. El daño es ya irreparable y ¿quién responde, ahora, por este error?